Que la deuda pública a largo plazo de países como Estados Unidos o Alemania esté cara es claramente el sentimiento de la inmensa mayoría de inversores. Todo el mundo está, por ejemplo, anticipando una subida de tipos de interés al otro lado del Atlántico en el momento en que la Reserve Federal decida poner freno a su programa de compra de bonos (el famoso QE o quantitative easing).
Pero, ¿cuál sería el nivel normal de los tipos de interés a largo plazo en Estados Unidos o en Alemania? Es una pregunta que me he hecho varias veces. Parte de la solución la encontré en un evento que organizó JPMorgan A.M. la semana pasada (“Carteras de inversión para un entorno cambiante”) en la que Nick Gartside, Jefe de Inversiones de Renta Fija Global, justificaba así de simple lo caro que estaba la deuda alemana o estadounidense.
El nivel de los tipos a largo plazo es la suma de tres variables: el crecimiento económico esperado + la inflación + el impacto de las medidas de expansión monetaria (que Gartside estima en -0,50%).
Con esta pequeña ecuación podemos decir que tanto la deuda pública americana como la alemana o la británica cotizan por encima de los niveles normales en los que deberían cotizar.