Los inversores valoran las acciones que pagan dividendos, tanto por su rentabilidad por dividendo como por su rentabilidad total. Los dividendos demuestran la solidez del balance y el compromiso con los accionistas. Muchos estudios muestran que los pagos de dividendos reinvertidos contribuyen en gran medida a la rentabilidad a largo plazo de la bolsa.
Pero la inversión en dividendos está lejos de estar libre de riesgos. Los tipos de interés son generalmente considerados como el principal enemigo, pero un riesgo mayor son las denominadas "trampas de dividendos", acciones con altos dividendos que reducen sus pagos o se enfrentan a dificultades.
Perseguir el dividendo puede llevar a los inversores a segmentos de riesgo del mercado. La última década está plagada de ejemplos de trampas de dividendos, como las acciones financieras en 2008-09 y la energía y los materiales en 2014-15.