Como nos lo han recordado los acontecimientos de estos últimos meses, la volatilidad forma parte de las inversiones. Pero para muchos inversores puede ser una experiencia bastante desconcertante que, además, es cada vez más frecuente. Los datos muestran que el número de días de negociación en el que los índices más populares, como el FTSE 100 y S&P 500, se han movido más de 2% hacia arriba o hacia abajo, se ha más que triplicado en las últimas tres décadas. Esto quizás no sea sorprendente, dada la montaña rusa que han experimentado los mercados financieros desde el año 2008.
De cara al futuro, hay varios riesgos en el horizonte para las bolsas mundiales, capaces de elevar los niveles de volatilidad de los mercados. De ellos, el fracaso de China para gestionar su desaceleración económica es el que está pesando mucho en la mente de los inversores, ya que tiene el potencial de repercutir en todo el mundo.
La baja volatilidad como estrategia