Ronda de conceptos 3: Las acciones frente a otras inversiones

Invertir en acciones es comprar acciones de una compañía cotizada en bolsa y significa esencialmente poseer una parte de esa compañía

Fernando Luque 06/07/2012
Facebook Twitter LinkedIn

Todos tenemos objetivos financieros en la vida: financiar la educación de nuestros hijos, preparar nuestra jubilación, comprar un coche o una vivienda, etc. Desgraciadamente, gastar menos de lo que ingresamos suele ser insuficiente para conseguir esos objetivos. Tenemos que hacer algo más. Tenemos que invertir nuestros ahorros. Y las acciones son una de las opciones que tenemos para hacerlos crecer.

Invertir en acciones es relativamente simple. No hace falta tener un diploma universitario para ello, pero seleccionar acciones es desde luego un ejercicio intelectual. Requiere esfuerzo, pero puede ser  muy rentable.

¿Qué es una acción?

Para muchos inversores invertir en acciones es tener un trozo de papel que se puede comprar y vender en el mercado. No es exactamente así.  Una acción es una participación en una empresa. Un negocio empieza cuando una persona o un grupo de personas ponen en común dinero para una empresa. El porcentaje que corresponde a cada socio es función de la cantidad de dinero que han invertido. En ese punto la compañía se considera como “privada”. Pero cuando ésta alcanza un cierto tamaño, los socios pueden decidir vender parte de su participación al público. Es así como se crean las acciones.

Cuando usted comprar una acción se convierte en propietario de una parte de la empresa. A largo plazo el valor de esa participación aumentará y disminuirá en función de la evolución del negocio. Cuanto mejor vaya el negocio, mayor valor tendrá su participación.

¿Por qué invertir en acciones?

Las acciones son una de las múltiples posibilidades de las que dispone para invertir su dinero. ¿Por qué elegir acciones en lugar de otros tipos de inversión? La razón por la que los inversores eligen las acciones es porque permiten obtener las mayores rentabilidades. Y a largo plazo no hay ningún otro tipo de inversión que pueda ofrecer mejore resultados.

En la parte negativa, hay que decir que las acciones son la inversión más volátil. Eso significa que el valor de las acciones puede caer a corto plazo. En algunas ocasiones las acciones pueden caer durante un periodo relativamente prolongado. Por ejemplo, aquellos inversores que compararon acciones a principios del 2000 probablemente sigan sufrieron pérdidas en sus inversiones. La mala suerte o un mal timing puede afectar a su rentabilidad, pero puede minimizar este efecto tomando un enfoque a largo plazo.

Nadie puede garantizar que vaya a obtener una rentabilidad positiva al invertir en acciones. Si tiene la mala suerte de elegir  consistentemente acciones que no paran de caer, puede perder dinero hasta en el largo plazo.

Por supuesto, pensamos que con formación (a través de este pequeño curso sobre acciones) puede hacer que el riesgo sea aceptable frente a la rentabilidad esperada. Le ayudaremos a elegir las mejores compañías y le diremos cuales evitar. Pensamos que el esfuerzo merece la pena porque a largo plazo sus inversiones en acciones crecerán más que cualquier otro tipo de inversión

Preo primero veamos cuales son las alternativas a la inversión directa en acciones.

Fondos de inversión

Los fondos de acciones ofrecen rentabilidades similares a las acciones individuales, pero con menos esfuerzo. Cuando uno invierte en un fondo el dinero se pone en común con el de los demás partícipes y es gestionado por un grupo de profesionales que intentarán conseguir rentabilidad eligiendo acciones.

Además de que requieren menos esfuerzo que la inversión directa, otra de las ventajas de los fondos es que suelen tener menor volatilidad. La estadística nos dice que una cartera de fondos experimenta menos volatilidad que sus componentes individuales. En algunos casos las acciones individuales pueden perder todo su valor, pero si uno tiene 50 acciones en cartera es muy poco probable que todas las acciones pierdan su valor.

El inconveniente de esta reducida volatilidad es una menor rentabilidad. En materia de inversiones, el riesgo y la rentabilidad están íntimamente correlacionados – si uno reduce una variable, lo más probable es que se reduzca también la otra. Pero una desventaja de los fondos es que el trabajo de selección de acciones por parte del gestor no es gratuito. Cobran comisiones que se detraen de la rentabilidad final para el inversor.

Además cuanto más dinero tiene uno invertido en un fondo, mayores serán las comisiones que pagará en términos absolutos. Por ejemplo si paga un 2% anual en comisiones sobre una cartera de 1.000€, en términos absolutos no es demasiado, pero no es el caso si dispone de un patrimonio de 500.000€. En el pasado, los fondos tenían especialmente sentido para aquellos participles con un pequeño patrimonio, pero eso ya no es necesariamente el caso hoy en día.

De la misma forma que elegir una mala acción es un riesgo, también representa un riesgo elegir un fondo inadecuado. ¿Qué ocurre si el gestor que ha elegido para gestionar sus ahorros no consigue una Buena rentabilidad? Como en la inversión directa en acciones, no existe garantía de rentabilidad en un fondo de inversión.

 También hay que indicar que una mezcla de fondos y acciones puede ser perfectamente una estrategia prudente. La inversión en fondos y directamente en acciones no son necesariamente excluyentes.

Bonos

En su esencia los bonos son préstamos. Cuando compra un bono, se convierte en un prestamista a una institución la cual le paga intereses. Siempre y cuando esa institución no vaya a la quiebra, ésta le pagará el principal del bono, pero no más del principal.

Existen dos grandes tipos de bonos: los bonos gubernamentales y los bonos corporativos. Los bonos gubernamentales están garantizados por el Estado. Ofrecen generalmente una baja rentabilidad con un riesgo bajo. Los bonos corporativos son emitidos por compañías y suelen conllevar un mayor riesgo, pero una mayor rentabilidad.

Los inversores en bonos también deben considerar el riesgo de tipos de interés. Cuando los tipos de interés que prevalecen en el mercado suben, el valor de mercado de los bonos existentes baja (y viceversa). La única forma de amortiguar el riesgo de tipos es mantener el bono hasta su vencimiento. Invertir directamente en bonos gubernamentales requiere un esfuerzo similar a la inversión directa en acciones, pero los bonos suelen ofrecer una menor rentabilidad.

Teniendo en cuenta su menor riesgo, los bonos tienen ciertamente un papel que jugar en la mayoría de carteras de los inversores, pero su menor riesgo también conlleva una menor rentabilidad a largo plazo.

Depósitos y cuentas corrientes

El problema de los depósitos y de las cuentas corrientes es que ofrecen rentabilidades muy bajas. La ventaja es que su riesgo es muy bajo igualmente ya que disponen  de la garantía del Fondo de Garantía de Depósitos. Este tipo de inversiones es adecuado para mantener su dinero en caso de emergencia. Peor no deben ser vistos como vehículos de inversión a largo plazo.

Las bajas rentabilidades de estas inversiones representan un problema si tenemos en cuenta la inflación. Por ejemplo, si obtiene una rentabilidad del 3% pero, al mismo tiempo, la inflación está reduciendo su poder adquisitivo también en un 3%, no está en realidad ganando dinero. Su rentabilidad real (ajustada por la inflación) es nula.

En conclusión

Aunque la inversión directa en acciones requiere un mayor esfuerzo y supone asumir un mayor riesgo comparado con otras inversiones, no debemos olvidar su mayor potencial de rentabilidad.

Facebook Twitter LinkedIn

Sobre el Autor

Fernando Luque

Fernando Luque  es el Senior Financial Editor de www.morningstar.es

© Copyright 2024 Morningstar, Inc. Reservados todos los derechos.

Términos de uso        Política Privacidad        Cookie Settings        Aviso Legal